Para torcer las varas hay un pie que pisa, un brazo que engancha, una mano que anuda, una espalda que sufre, una cara que mira con destreza. Cada vez que lo logra, siente que libera de la esclavitud de la trama a un mimbre que pudo ser cesto, repisa, lámpara o pajarito.
Como dice el viejo refrán: A donde fueres, haz lo que vieres. Tan pronto llegué al Amazonas brasileño decidí entregarme al debubuismo. Este término es utilizado en las comunidades ribereñas y refleja el estado de devaneo de quién flota en el río o disfruta tendido en su hamaca, acompañando el oleaje de pensamientos y los signos que bañan estas tierras. Me dejé llevar por la ensoñación, solté los remos y navegué río abajo.